viernes, 25 de abril de 2008

CRISIS ALIMENTARIA: EL PAÍS DEL PAN Y CIRCO

Desde los años ´90 el paradigma del crecimiento económico nos ha llevado como país a olvidar que el crecimiento económico debe ser un medio para mejorar la calidad de vida del panameño y no un fin en si mismo. El crecimiento por si solo no resuelve los principales problemas del país. Por lo tanto los indicadores para medir el desempeño de nuestra economía no pueden reducirse al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) sino al impacto que tiene la economía en el Índice de Desarrollo Humano (IDH), disminución de la pobreza, de la pobreza extrema, salud, vivienda, educación, etc. Es por ello que mientras nuestro PIB crece al 11,2% la inflación hace que seamos un país rico con gente empobrecida debido a la pérdida de poder adquisitivo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) así como otras instituciones hablan halagadoramente del crecimiento económico mundial y como la demanda por materias primas ha aumentado las exportaciones en todos los países del tercer mundo impactando positivamente su crecimiento, pero al mismo tiempo en Haití hay muertos porque no hay alimentos para la población, hay revueltas en Argentina, Colombia, Chile, Ecuador, Bolivia, etc..

El modelo de consumo descontrolado ha llevado los precios del petróleo por encima del record de $110, el uso del maíz para producir Etanol ha provocado el encarecimiento de toda la cadena alimenticia por su impacto en la industria porcina, avícola y cárnica, también ha provocado el uso sustituto del trigo aumentando su demanda lo cual ha encarecido la harina a nivel mundial y con ello el pan. Desde el año 2003 en la Ronda de Doha para el Desarrollo se discute en la Organización Mundial del Comercio los problemas derivados de los postulados de la Globalización. Se evalúa como no se están cumpliendo los Objetivos del Milenio con relación a la pobreza. Como las políticas de ajuste macroeconómico, el consenso de Washington y otras decisiones globales están provocando un escenario paradójico de crecimiento económico y pobreza que llevó al Presidente del Banco Mundial recientemente en su informe Global a que vuelvan a retomarse los temas de la Agenda de Doha debido al peligro que corren por lo menos 33 países de tener explosiones sociales.

Ese es el mundo de hoy. Mientras tanto en Panamá vivimos el país del pan y circo. En lugar de tomar seriamente este debate global, nuestro Gobierno se dedica a protagonizar el circo del electoralismo y las vacías promesas, a repetir que el crecimiento económico es su mejor legado y a responder los profundos problemas de abastecimiento e inflación con simplismo, inmediatismo e improvisación. He denunciado públicamente que la política de importación de alimentos terminados en lugar de importar la tecnología, la genética, los fertilizantes que abaraten los costos de producción es pan para hoy y hambre para mañana. Es una medida simplista, paliativa y coyuntural que está afectando estructuralmente la capacidad productiva del país. El efecto de la inflación a nivel mundial encarecerá cada vez mas el mercado internacional de alimentos, es por ello que debemos tratar de ser menos dependientes en aquellos rubros que podemos producir nacionalmente, un ejemplo de estos rubros es el arroz. Solo siendo un país que consume lo que produce y produce lo que consume podremos enfrentar los desafíos que nos ha significa nuestro crecimiento económico así como la escalada mundial de precios. Hoy más que nunca debemos reenfocar nuestra política económica hacia la calidad de vida del individuo como el fin y el crecimiento económico como el medio. (El autor ALEXIS SOTO es asesor económico). Ver artículo relacionado: http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/business/newsid_7355000/7355821.stm

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