martes, 8 de abril de 2008

TEORIA DE LA CIGUEÑA

"La ignorancia genera confianza más frecuentemente que el conocimiento". Charles Darwin. Como muchos conocemos, el método científico requiere de una serie de pasos para llegar a constituir credibilidad ante un fenómeno a explicar. Desde la escolaridad básica se nos enseño que Sir Francis Bacon definió esos pasos en este orden: observación, inducción, hipótesis, probar la hipótesis, experimentación, antitesis, tesis o ley científica. ¿Desde cuando la “teoría” de la evolución se convirtió en ley? ¿Cuándo y como cumplió con todo los requisitos de comprobación para llegar al último paso? Teoría es teoría, no es ley, no es ciencia constituida en base a los mismos elementos de credibilidad y comprobación que la propia ciencia estableció. La verdadera ciencia no pretende ser ni absoluta, ni autoritaria, ni dogmática, por ello, todo el conocimiento científico está sujeto a estudio, revisión, y modificación. Es cierto que existió una aberración acerca que todos los planetas giraban alrededor de la tierra, hasta que siglos después se comprobó que lo hacían alrededor del Sol, lo que costo exponer a Galileo ante la ignorancia religiosa de su tiempo.

A propósito de la teoría de la cigüeña, asumo que el doctor Sáez Llorens tendrá muchas replicas apologéticas a su articulo. Aunque esa no es mi intención, debo decir que él conoce que el descubrimiento del Pithecantropus erectus, el hombre de Java de Eugene Dubois (1891) consistió en la tapa de una sola calavera y que un año después fue que descubrió un pequeño hueso del muslo y dos muelas a dieciséis metros del hallazgo original, incluso no reveló hasta treinta y un años después, haber encontrado dos calaveras humanas en la misma fecha y lugar. De allí que los evolucionistas se convencieran de la validez del hallazgo que el propio Dubois fechara en medio millón de años de antigüedad. También sabe que del famoso Archaeopterix citado -que dio por sentado que la evolución fue demostrada- en su primer hallazgo (1861) solo se encontró una pluma, años después hallarían los fósiles en Alemania. No esta demás decir que son reconstrucciones a partir de un mínimo, ¡99% de pura y fascinante imaginación! a lo Jurassic Park.

A los científicos dogmáticos –profunda contradicción- les cuesta aceptar que se han constituido en la religión que tanto han criticado, y más bien de tipo sectaria, con todos los elementos necesarios: un líder fundador a quien venerar: Charles Darwin, una Biblia: El origen de las especies, una creencia fundamentalista: la teoría de la evolución, una enseñanza dogmática ritual: conceptos repetitivos que no admiten cambios, ni evidencias que le sean contrarias. Ahora bien, los llamados creacionistas y fundamentalistas evangélicos, tristemente equivocan su papel. Insisto, Dios no necesita ser defendido. Jesús no es religión, asi como el cristianismo verdadero no es una religión institucionalizada. Debemos retornar a la sencillez del hombre de Galilea que no pretendió jamás co-gobernar con el sistema, ni mucho menos forzar a alguien a creer, sino transformar al homo sapiens desde adentro. El agrio y centenario debate entre creacionistas y darwinistas no ha producido un solo discípulo de Jesús, como tampoco va a hacer que se deje de enseñar el mito del hombre mono en nuestras escuelas. A conciencia debo reconocer que los defensores de mi ancestro con cola, son fieles seguidores de la misma desfasada teoría geocéntrica aristotélica y lastimosamente, hay más de la misma ontológica estupidez del año 1610 en el otro lado del debate.

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