miércoles, 2 de enero de 2008

COMPROMISO CON LA JUSTICIA

Previniendo que mi estancia en la Corte Suprema de Justicia, seria corta, me propuse invertir 200% de mi tiempo en aprender Derecho Penal, en especial el manejo del recurso extraordinario de Casación, cosa que vería breve y teóricamente en la facultad. Algunos se condolieron de mí y viendo mi interés, me recomendaron que me hundiera en el abismo de la jurisprudencia, que estudiara mucho antes de ver siquiera un expediente y me mostraron dónde estaban los tomos polvorientos, sabios consejos que de inmediato puse en práctica.

Otro me recomendó conseguir la voluminosa tesis de Mejía sobre Casación. En ese momento nada me haría desistir de mi propósito: aprender-trabajando. Un compañero me propuso además enfocar mi norte en una persona que muy diligentemente hacia su trabajo con responsabilidad y mucho profesionalismo, que fue un ejemplo para todos los asistentes y que hoy era una figura de renombre: Mejía. Por ello, conociendo su nivel de compromiso con la justicia, su dedicación y capacidad, la mayoría de la comunidad forense en Panamá, y los funcionarios del sistema de justicia celebran la designación del Licenciado Jerónimo Mejía Edward como Magistrado de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia.

Es inobjetable la designación de un excelente profesional como Mejía Edward, como de su suplente el funcionario de carrera judicial Magistrado Luis Mario Carrasco, quien se distingue por su sapiencia y buen derecho. Entre otras virtudes, Mejía posee un profundo compromiso cristiano del que emana sus principios y valores morales, principal atributo de un Magistrado, lo cual asegura su independencia e integridad. Todos en el sistema de justicia e usuarios reconocen que el magistrado Carrasco es un hombre sencillo y de profundos fundamentos éticos. Me ha tocado ver a ambos en el ejercicio de su trabajo porque acostumbro ir a las audiencias públicas para alimentarme de la savia, de aprender de los que saben.

A alguno le parecerá que les envió "flores con todo y maceta", como dice el comentarista Enrique Bermúdez de la Serna; pero la verdad no debe ser interpretada por adulación. Sabemos que flores es lo menos que un magistrado necesita en el ejercicio de su función jurisdiccional y que ser juzgador no es un concurso de popularidad. ¡Dios les de sabiduría y guíe sus decisiones!

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