viernes, 26 de septiembre de 2008

EL MISTERIO DE LAS ESTATUAS

Cualquier turista que vaya a Cartagena, Colombia, lo llevan a tomarse una foto frente a la estatua conocida como "Los Zapatos Viejos", hecha en honor a unos versos famosos de un poeta cartagenero. El autor de esa escultura es el colombiano Héctor Lombana, el mismo de las ahora requete famosas -y misteriosamente desaparecidas- estatuas conocidas como "Los Juegos de Antaño". Cualquier ciudad que se precie, tiene como uno de sus principales atractivos grandes plazas públicas, fuentes y conjuntos monumentales. Nuestra capital adolece de esos puntos referenciales. No es que no los haya, pero son muy pocos. La estatua de Balboa quizá sea una de las más emblemáticas esculturas del país. Pero indudablemente, necesitamos más.

Ante el escándalo generado por la inexplicable desaparición de un conjunto escultórico de más de 20 piezas y con un peso total de 35 toneladas, hay algo que me llama poderosamente la atención. Y es que para mí, el problema y el daño al patrimonio público no surge con la desaparición de las estatuas, sino desde el preciso momento en que alguna instancia pública toma la decisión de sacar dicha obra de arte de la vista pública y destinarla a un depósito. En esas esculturas se invirtió dinero público. Más allá de la apreciación estética que puedan hacer de las mismas quienes hoy detentan temporalmente el poder público, lo cierto es que las obras forman parte de nuestro patrimonio cultural y artístico y como tales, deben servir para el disfrute de todos los panameños. La sola decisión, basada en mezquindades políticas, de sacarlas de circulación, significó desperdiciar una inversión de miles de dólares y perder la oportunidad de contar con un nuevo punto de referencia para los turistas que visitan por miles a nuestro bello país.

Ahora, resulta que no solamente están ocultas en un depósito, sino que se perdieron ante las narices del SPI y el Despacho de la Primera Dama. Eso no tiene justificación y resulta hasta cínico que el señor Presidente de la República ahora pretenda sentirse "indignado" ante un presunto hecho de corrupción, generado en actitudes mezquinas y egoístas, en el que aparecen vinculadas personas muy allegadas a su entorno. Lo más triste es pensar que con estas estatuas sucederá lo mismo que con la estatua de Roosevelt... nada. Y con el pasar de los años, quizá hasta veamos de candidato (a) presidencial a quien todo el mundo percibe como el (o la) responsable de su pérdida. La historia se repite en espiral, decía el caudillo Arnulfo. ¡Cuánta razón tenía! (Publicado en el Panamá América bajo el titulo "EGOÍSMO O CORRUPCIÓN" por el diputado JOSÉ BLANDÓN, 26/09/08). Ver artículo relacionado "¿DERECHOS HUMANOS DE NORIEGA? en http://panamapolitica.blogspot.com/

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