viernes, 19 de septiembre de 2008

CUANDO EL DERECHO ES JUSTICIA

En la facultad existe realmente libertad de cátedra, excelentes profesores exponen profundidades académicas, cada quien en su especialidad. Lo recomendable es aprovechar al máximo todo ese conocimiento que te nutre la mente pero, el mejor conocimiento es el que llega directamente al espíritu. “Ius quia iustum, Non ius quia iussum”, desde Tomás de Aquino hasta Norberto Bobbio, el asunto con el derecho es que la ley debe ser obedecida no porque sea derecho, sino porque es justa. Aún así, hay quienes prefieren postular el vocablo latino “Dura lex, sed lex”. En Filosofía del Derecho, uno de los debates que creó una preocupación permanente en mi vida, es aquel sobre la justicia y el derecho. Debiera ser que ambos vayan tomados de la mano pero por múltiples factores no suele suceder así. No siempre el derecho es justicia. Sea por errores, impericia, desconocimiento del derecho, llámele como quiera, pero tanto usted como yo, conocemos muchas situaciones en las que definitivamente el derecho no es justicia.

Cuando me enteré que habían concedido un fallo favorable a la familia Portugal, con toda mi voz di gritos de júbilo con acción de gracias a Dios, sobretodo, al conocer lo que eso representa. Es extraño que extraños –valga la redundancia- tengan que apagar esa sed de justicia, por la tozudez de un partido –hoy gobierno y oxigenando al monstruo para revivirlo- que se niega a reconocer estas desapariciones forzadas y muertes innecesarias, solo por aparentar un maquillaje para que no les afecte políticamente. Ocurrió, Panamá tiene su propia leyenda oscura, como la tiene Chile, Argentina, Guatemala o El Salvador, por mencionar pocos.

Dios sabe cuanto he evitado escribir este artículo, por los sentimientos encontrados que me embargan, al recordar a mis hermanos presos en las mazmorras de Noriega. Todos conocemos a Patria Portugal y su total dedicación a la causa de Heliodoro Portugal, su padre. Esta figura emblemática, es una de las muchas víctimas de la dictadura, aspecto lúgubre y siniestro que algunos pretenden negar, ni siquiera con una historia revisionista bien elaborada, sino con argumentos baladíes. No puedo distinguir que es lo que más duele, si las muertes irreparables o la muerte segunda como lo es: una treintena de años de negación de justicia en tu propia patria.

Es un aspecto muy difícil, reconocer que un tribunal internacional como lo es la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), prácticamente tenga que decirle a nuestros muy queridos tribunales y a nuestros gobernantes que es lo que tienen que hacer. Al margen del reconocimiento de la indemnización pecuniaria, y que el tribunal nacional ya había dictaminado la imprescriptibilidad de la acción penal, lo trascendente es que aquel juzgador supranacional determinó que la República de Panamá esta obligada a legislar sobre los delitos de lesa humanidad como las desapariciones forzosas. Entiéndase que la CIDH no juzga la causa penal como tal, sino la acción o inacción del Estado panameño al desconocer el derecho de las victimas en este caso, la familia Portugal. Ahora con el fallo de la CIDH, no existe argumento por muy en derecho que parezca, que impida a la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia reconocer todos los otros casos de los muertos y desaparecidos de la dictadura militar. Es así como reina el imperio de la ley, es así cuando los nobles ideales se cumplen… cuando el derecho es justicia. Ver artículo relacionado en Blogpolítico: http://panamapolitica.blogspot.com/ "PAGUÉNLE A LOS PORTUGAL, YA!!"

1 comentario:

Anónimo dijo...

Espacio, merecedor del Premio "Esfera al intelecto y la filosofia". Si deseas recogerlo por este enlace:
http://www.marthacolmenares.com/2008/09/22/oportunidad-para-recomendar/
Mis saludos desde Venezuela,
Martha Colmenares