domingo, 4 de mayo de 2008

AL INODORO: CON RESPETO Y ADMIRACIÓN

Desde mi simpleza mental y cortando y pegando párrafos de artículos, les traigo esta historia de inodoros, al menos no tan espantosa como la siguiente. Erasmo de Rotterdam, el erudito humanista del siglo XVI, que escribió uno de los primeros libros de etiqueta de la historia, nos aporta algunas de las primeras normas escritas de conducta para el WC, “rest rooom”, “cuarto de baño”, o inodoro y las funciones corporales. Nos advierte que “es descortés saludar a alguien mientras esté orinando o defecando”, y usa lo que se refiere a soltar “ventosidades” recomienda que se “disimule con una tos el estruendo explosivo... Sígase la ley de sustituir los pedos por toses”. En la actualidad nadie se preocuparia por el ruido parecido a un sistema de escape de auto averiado, pero si en disimular el olor de tales "ventosidades" con algo de velas aromaticas, esencias naturales o spray ambiental con neutralizador de olores y germenes. Ahora bien, el inodoro no siempre fue inodoro. Hace más de 4.000 años los cretenses ya tenían en Cnossos, su palacio real, una especie de inodoro. Constaba de una cisterna, taza y canal de desagüe, pero el progreso de la redes de desagüe fue lento. Escasamente hace dos siglos que las cloacas sirven a domicilio privados. Durante cuatro milenios los orinales eran volcados a la calle, previo aviso. El poeta John Harington en 1597 desarrollo el WC (water closet) de válvula, bautizandolo Ajax y fue instalado en el palacio de Isabel I en Richmond. En 1775 John Cummins patentó un WC de cisterna, perfeccionado en 1778 por Samuel Prosse con su válvula esférica. Setenta años después, en virtud del acta de Salud Pública inglesa, se obligó a instalar en todas las casas que se construyeran un servicio de inodoro. Hacia 1890 ya había triunfado en toda Europa.

Inodoro. Algunos piensan que el nombre del artefacto proviene de la habitación y otros piensan que proviene del sifón, el que usted conoce en forma de “S”. A partir de Cummings, el olor dejaría de ser un problema insoluble. Los otros nombres que utilizamos no tienen que ver con Cummings: excusado es de significado evidente, ahora que no somos como los romanos y necesitamos intimidad para realizar según qué actividades. El nombre de váter proviene del inglés water closet, “armario (o gabinete) del agua”, referido al hecho de que solía tratarse de una habitación pequeña en la que estaban no sólo el inodoro sino el baño y el lavabo, todo lo relacionado con el agua. Algunos piensan que el nombre lo recibe, debido a que “encierra el agua” con el sifón. A pesar de que el sistema de Cummings no era exactamente igual que los que utilizamos hoy (tenía una válvula deslizante que tendía a atascarse), fue el punto de partida para otros diseños de inodoros más eficaces, como el de Albert Giblin en 1819, que era más parecido a los nuestros y no tenía ninguna válvula en la taza. Sin embargo, los desarrollos ingleses tardaron bastante en llegar al continente: la instalación del primer inodoro fuera de Inglaterra tendría que esperar hasta 1860. Es más, fue construido por ingleses para una inglesa — la Reina Victoria. El váter fue instalado en las habitaciones de la soberana en el Castillo de Ehrenburg, en Alemania, y ella era la única persona que podía utilizarlo.

Pasarían años hasta que el público en general pudiera disfrutar de los inodoros: al principio fueron instalados en lugares públicos, como el Palacio de Cristal de Hyde Park, en Londres. Los londinenses, impresionados, acudían a utilizar este prodigioso invento al palacio. Allí, funcionarios vestidos de blanco los recibían y cobraban el penique que costaba sentarse en uno. De hecho, en Londres se extendió la expresión “voy a gastar un penique” para referirse a lo que te estás imaginando. Finalmente, en la década de 1880 Thomas Crapper empezó a fabricar inodoros baratos y de gran calidad, lo cual hizo que se extendieran por muchas casas. Su diseño era ya muy parecido al nuestro: una cisterna que se llena de agua y tiene un tapón; cuando se tira de la cadena o se acciona la palanca se destapa la cisterna, y el flotador cierra la entrada de agua cuando la cisterna se ha llenado de nuevo. Curiosamente, el significado literal de crapper es “cagador”. Otro detalle interesante es que, cuando en 1890 la compañía Scott puso en venta el papel higiénico en rollos, le causaba tanta vergüenza aparecer asociada a una cosa como ésa que decidió no poner su nombre en el empaque. De modo que, estimado lector, la próxima vez que usted este sentado en un inodoro, sin moscas, sin contaminación, sin olores peores que los inevitables, sin reflujo de aguas negras, en la comodidad de nuestro propio WC, dediquemos unos segundos de agradecido silencio a Crapper, Cummings, Harington, así como a los maestros cretenses, porque la vida sería bastante grosera sin este maravilloso artefacto. Gracias tambien a Kohler -publicidad gratis- porque hizo posible que por unos dolares, este rey pudiera disfrutar de una preciosa pieza de loza en negro... un merecido gran trono... Este artículo sirve de introducción al tema: ASUNTO FECAL (VERGÜENZA AJENA) que puede leer en http://panamapolitica.blogspot.com/

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