jueves, 25 de junio de 2009

LA BUENA PARTE DE BONAPARTE

La historia, nuestros historiadores la han escrito con cierto tono de romanticismo, de tal manera que a veces soslayan acontecimientos que contradicen la historia oficial. Sin ánimo de ser revisionista, la historia de Francia no es la excepción. El 14 de julio se celebra en el mundo entero una fecha memorable, el día de la Revolución Francesa.

En nuestros textos escolares con justa razón se ensalzan los ideales de “Igualdad, Libertad y Fraternidad”, no obstante, pocos tienen presente detalles importantes como el reinado del Terror que echaron por tierra dichos postulados fundamentales que prometieron y que aquellos revolucionarios dieron inicio a uno de los episodios más oscurantistas de la humanidad.

Todos los hombres tienen una buena parte, el problema ya en gobierno de hombres como Marat, Danton, Saint Just, Robespierre, y tantos otros servidores de la patria es el maldito ego. Aquellos hombres singulares en quien el pueblo había confiado a la usanza romana estableciendo la Dictadura por medio del Directorio, trataron de tener en una serie de traiciones y luchas intestinas, el control único del poder.

Más de 20 millones de personas habitaban en Francia en la época en que encargaron al doctor Guillotin, inventar aquel monstruoso aparato con el cual se dieron gusto decapitando miles de cabezas. Intelectuales y hombres de ciencia que no tenían nada que ver con la política, perdieron la cabeza trayendo graves consecuencias al desarrollo del mismo país que los revolucionarios decían “libertar”, ríos de sangre de revolucionarios fieles, que de un plumazo hicieron pasar por conspiradores siendo sus detractores los verdaderos traidores.

Asimismo, un militar de carrera de corta estatura, después se tomaría el poder en Francia, instaurando nuevamente la monarquía. Muchos ignoran que Napoleón Bonaparte, héroe nacional y vocero de la revolución, fue traicionado primeramente por el mismo Gobierno Revolucionario que él defendía exponiendo su vida y la de sus hombres en el campo de batalla, producto de los celos y envidias de políticos inescrupulosos y sin valores.

Según Henry-Marie Bayle su biógrafo, Bonaparte a los 14 años era un interno en condiciones deplorables en la Academia Militar de Brienne. El problema de Napoleón, hombre brillante y genio militar, general en jefe del ejército francés en Italia a sus escasos 25 años, no es haber tomado el poder a los 30 años, poder que prácticamente el mismo pueblo francés cansado de tanta corrupción, miseria y desgobierno, volcaría en sus brazos reclamando la vuelta a la monarquía.

Bonaparte también nos lego una obra de incalculable valor que ha influenciado el ámbito del derecho en el mundo entero durante siglos: El Código de Napoleón. Así que, no es haber logrado tanto en tan poco tiempo.

¡Que ironía! el mundo no vio en todo este periodo la igualdad, la libertad o la fraternidad, lo que aprendemos es que “el poder corrompe y el poder absoluto, corrompe absolutamente”.

Lecciones históricas que aconsejo, deben aprender todos los gobernantes leyendo a Napoleón de Stendhal, que nos ilustra que la caída de Napoleón no fue en Waterloo, su ocaso empezó con su ensorbecimiento, inicio con el ego desmedido, perdiendo la perspectiva autoproclamándose Emperador. De allí al ostracismo.

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