martes, 21 de octubre de 2008

QUERIA SER REINA...

Como instrumento de comunicación de las ideas, el debate es usado ampliamente en nuestro tiempo. En época electoral es el medio político sine quanon para enfrentar las dos caras de una verdad que se desea comunicar a los electores. Comúnmente se trata del encuentro entre dos partes que tienen posiciones contrarias con respecto a un mismo tema y exponen sus ideas sosteniéndose sobre sólidos argumentos porque de lo contrario, te expones a que te hagan papilla. Algo fundamental del debate es contar con la presencia de un moderador, quien es la persona encargada de velar por que se cumplan todas las reglas previas de respeto y civismo. Ha de suponerse que la persona que asiste a representar una postura debe tener la suficiente experiencia para manejarse con sus compañeros interlocutores, el moderador y el público que lo observa atentamente. Además debe poseer una buena dosis de tolerancia para -en palabras de pueblo-pueblo- “awantar el wakeo”.

Si lo que se da a observar al elector por medio de un canal de televisión es que el moderador abandona el debate para entrevistar a un candidato o candidata por separado, después que la mesa esta servida con el tema, por muy polémico que este sea, por mucho que le afecte, tal actitud es un poco irrespetuosa para con el selecto panel de participantes que espera pacientemente, a que el moderador termine la entrevista, para luego opinar. Flaco favor se le hace al electorado, tratándose de un tema tan serio que incide en la decisión más importante de la nación como lo es escoger Presidente, lo menos que debe hacer un candidato es enfrentar las acusaciones con dignidad, decoro y someterse al escrutinio, no regalarle una entrevista de lujo para que haga un show mediático a sus anchas y sin cuestionamiento directo alguno. En tal caso seria un debate cerrado.

Asimismo, si no se puede someter al candidato (a) al fuego purificador de la opinión pública, lamentablemente tenemos que concluir que entonces tal candidato (a) no es apto para ocupar la más alta magistratura de la nación. Imagínese si llegara a ocupar la silla presidencial, lo que nos daría es más de lo mismo: rehuir responsabilidades, decir medias verdades y engañar a la ciudadanía. . Y como ellos siguen pensando que el pueblo, perdonen la palabra, es pendejo e ignorante, lo asombroso es que una televidente de San Miguelito, pueblo-pueblo me redujo a la nada y resumió este artículo a pocas palabras: “Ya saldrán más bellezas como la venta de gasolina venezolana y el reparto del botín. Se le salió el cobre, q´ awante su wakeo, quería ser reina, tire besito…”.

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