El anuncio tomo por sorpresa a Forrest Gump. Esto no se trata de defender o hundir a políticos partidistas, pero en realidad la última declaración sobre el lío de las estatuas, es el colmo de los absurdos. Es destacado en este gobierno el continuo “chifeo” de la palabra responsabilidad. “Sospecho que fueron los panameñistas” dijeron recientemente en palacio. Es conocido que las instalaciones del Parque Omar son un bastión del Servicio de Protección Institucional (SPI), en donde parque, enseres y personal es custodiado por estos expertos en seguridad. No se puede obviar con declaraciones de íntima amistad, que la responsabilidad recae directamente sobre la administradora del parque, no sobre los dueños del parque que somos todos los panameños. Se pretende con el espaldarazo presidencial tirar una cortina de humo sobre lo ocurrido, al igual como ocurrió con los cuentos chinos a raíz de las innecesarias muertes por el dietilene glycol, así como en la actitud irresponsable de nuestras autoridades en el caso del SAN 100.
Como el panameño todo lo toma a broma, más virtud, que defecto, trabajando sobre este artículo un amigo me comenta: “¿Sabes porque esta gente se ensañan con las estatuas? –No, no tengo la menor idea, le contesté- “Porque no tienen corazón”, me contesto él soltando una carcajada. Hasta allí el chistecito, otro detalle interesante sobre estatu-ras -como dice Pedrito- es que el monumento al insigne descubridor del Mar del Sur que fue donada por el gobierno español e inaugurado en 1924, extraordinaria obra del escultor Mariano Benlliure y Gil, entre otras cosas, tiene valiosos componentes de mármol. Todos los panameños sabemos que por motivos de la construcción de la Cinta Coimera, van a remover o trasladar del lugar original a esta imponente y majestuosa obra, por los antecedentes de lo “responsables” que son esta gente con las estatuas -Roosevelt y el conjunto monumental “Los Juegos de Antaño”- esperamos no tener otra irreparable perdida y que después simplemente las investigaciones concluyan con que nadie fue, fue tete. ¡Juega vivo Vasco Nuñez!
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