jueves, 28 de agosto de 2008

MAS SEGURIDAD: PROMESA INCUMPLIDA

El Presidente en su discurso ante la Asamblea Nacional anunció que esta semana enviará los polémicos decretos ley aprobados hace dos semanas por el Consejo de Gabinete. Todos sabemos que militarizar el país no es lo que va a resolver el problema de la inseguridad. A poco tiempo de concluir su gobierno, más seguridad resulta en otra promesa de campaña incumplida. Mientras algunos cobijan la supuesta seguridad arropándose con la peligrosa manta del militarismo, la realidad que presenta el país es otra. Como ya he enfocado en otros artículos de opinión no es posible substraer la situación social de los barrios bajos de la criminalidad, que es mayormente acentuada por el alarmante consumo de drogas entre los jovencitos de 12 años en adelante. Es importante trabajar sobre la cifra de consumidores habituales de estupefacientes y ver la relación sobre el impacto de los delitos tipificados como hurto, robo simple, robo a mano armada y aún en el homicidio. Costa Rica calcula que tienen mas de 200 mil consumidores para una población de 4.3 millones de habitantes. El numero dos de la seguridad pública Gerardo Láscarez dice: “decomisamos drogas todos los días, pero los delitos siguen aumentando porque tenemos a miles de adictos robando todo lo que puedan…estamos frente a una emergencia nacional” (DPA, San José, CR, 05/08/08). Aún así, a los ticos jamás se les ha ocurrido militarizar su país.

En nuestro país, en el hurto, la sustracción de cables que pertenecen a las redes de servicio público, los piedreros producen un daño millonario, poco comparado con la cifra que reciben de las compañías recicladoras de chatarra. En el robo a mano armada vemos que derivan en situaciones lamentables con los chinitos de los mini súper y en el homicidio de los taxistas. No necesitamos ser un CSI, solo con sentido común podemos advertir que esta pandemia nacional que convierte a seres humanos en zombies ambulantes tiene otras aristas propias del narcotráfico internacional, una de ellas, es la cantidad de drogas que pasan por Panamá (estratégico país de tránsito); otra, nuestra frontera común con Colombia (productor) que solo se encargan de poner la droga en Panamá y que por eso, ahora somos el país preferido de los barones mexicanos de la droga (exportadores). De allí, que en razón de los constantes “tumbes”, -que la Policía Nacional harto ha dicho tener identificados a los tumbadores, así como a sus socios miembros de pandillas- el consumo interno se ha cuadriplicado. La respuesta de los carteles mexicanos a esa situación que erosiona su “lucrativo negocio” no se ha hecho esperar: regueros de cadáveres que señalan la ejecución, incluso previa tortura. Es fácil advertir que no son ciudadanos decentes los que están muriendo en esta guerra de traficantes versus tumbadores, sino los propios involucrados en el trasiego o en el lavado de dinero. En otra oportunidad analizaremos el tema relacionado, la “colombianización” de la delincuencia. Ver artículo relacionado “CARAJO ¿DONDE ESTAN MIS 100 MILLONES? en:
http://panamapolitica.blogspot.com/

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