sábado, 30 de mayo de 2009

VERDUGOS DEL ESTADO DE DERECHO

Vic Mackey es el prototipo del policía duro, un limpiador de las escorias de la calle. En la serie “The Shield”, a Mackey no le importa romper las reglas con tal de atrapar a los malhechores, para él es muy sencillo definir esto: los delincuentes no juegan con las reglas de la policía. Así Mackey mismo planta evidencias, patea puertas, rompe cráneos, se alía con los mafiosos, trafica drogas, vende armas y asesina si es necesario.

No vamos a esconder que al público le encanta un “patea traseros” como Vic Mackey, no obstante esa relajación del estado de derecho trae consigo desde la corrupción policial hasta los escuadrones de la muerte.

La rigidez de los procedimientos vs la rápida acción de las autoridades es algo que siempre ha estado en el tapete. La diligencia cabeza de proceso en muchos países y dependiendo del caso penal, debe ser autorizada por un juez, ni siquiera es que el Fiscal como agente del Ministerio Público decide iniciarla. Se evalúa si la acción constituye delito, los meritos del caso, y se inicia con este auto la investigación, detallando todas las experticias que se necesitan realizar para resolverlo. No es como un fiscal le dijo a un abogado acerca de su cliente “él tiene derecho a su indagatoria”, no se trata de repartir indagatorias que es un contento.

En Panamá antes de los funestos cambios que defenestraron a la PTJ y dejaron el cascaron de la DIJ, el agente fiscal del Ministerio Público iniciaba la investigación. Con la infame reforma lo que se perseguía fundamentalmente era dejar en manos de los policías el inicio de la investigación, aberración que fue aprobada aún en contra de las advertencias de la actual procuradora Ana Matilde Gómez Ruiloba. Y ahora ¿quién investiga a los investigadores?

Con las muertes de los hermanos Dagoberto y Rigoberto Pérez Rivera, dos pescadores inocentes asesinados a tiros en un confuso incidente, salen a relucir los errores que los agentes policiales cometen en las investigaciones y muchas veces la alteración de la escena del crimen u ocultamiento de información, aunado al hecho de la poca capacidad investigativa y ausencia de formación profesional.

La propia procuradora conmino el espantoso hecho que policías hayan “sembrado” un arma en la escena del crimen. Para la comunidad fue un crimen perpetrado por los policías y que ahora compañeros intentan salvarlos de la situación. Tanto es así, que la jefa del Ministerio Público prohibió terminantemente a los agentes policiales acercarse a la escena del crimen en las cuales se vean involucrados sus compañeros.

Dios quiera la sociedad entera y los usuarios del sistema, reclamen a partir del 1 de julio, como mínimo en concepto de cambio, la vuelta a la normalidad y a la legalidad. Una mirada introspectiva dentro de la Policía Nacional y al aborto institucional mal llamado DIJ, nos ayudaría a evaluar correctamente que los “cambios” de Martín, produjeron mas males que bienes, y lejos de “agilizar la investigación”, lo que ha producido son tropiezos y arteras ilegalidades, convirtiendo a los actores policiales en verdugos del estado de derecho.

1 comentario:

Antonio Torres Rodríguez dijo...

El estado de derecho marca las reglas del juego y no podemos saltarnos lo marcado. Todo lo contrario es imponer unas reglas para los ciudadanos y el beneplácito de actuar con toda negligencia para otros. Las leyes son para todos, el que no las cumple es un delincuente. Vista cómo vista. Saludos, Rafael.