Muchos tratan de establecer el origen de la degradación actual de la Tv en España cuando después del régimen franquista se establecieron las leyes para la participación privada en las empresas televisivas. Otros, buscan en Big Brother y los dramas privados de las personas que dieron por llamar “reality shows” o telerrealidad. Otros están contra la basura emitida por los “Talk Show” tipo Geraldo.
Sin duda en la actualidad, la mezcla de los anteriores formatos ha ayudado a crear lo que es la identidad de la televisión panameña. A mi concepto por sobre toda la chabacanería y espantosidad de las influencias de los talk show, de la telerrealidad y de la degradación propia de nuestra sociedad esta Laura Bozzo.
Si señor, “que pase el desgraciadoooo”. Recordemos al carrito sangüichero y su programa de “juicio mediático”. Mediante melodrama y tipicidad costumbrista se mostraba un caso social. Se imponía una sanción moral y a base de golpes y obscenidades los asistentes al programa destrozaban al acusado, mientras la boquita de la señorita Laura no se quedaba atrás.
Finalmente, después que Bozzo desnudaba las intimidades del supuesto culpable, se asignaba una recompensa a las valientes personas que la habían ayudado a descubrir al infame, presentándose como la salvadora de los pobres.
Aunque ya no transmiten “Laura en América” su influencia queda. Justo es recordar que la mayor época de simpatía de Bozzo en Perú es cuando precisamente era colaboradora de Montesinos y el régimen Fijumori. Luego al descubrirse toda la verdad sobre esta autoproclamada “defensora de los pobres”, vendrían los epítetos de ”reina de la telebasura", "Jerry Springer con tacos", “la boca más sucia de la televisión”, "Manson Bozzo", “Pinocho”.
Se ha desgraciado nuestra televisión, nuestras noticias y nuestros programas al mejor estilo peruano, la quinta esencia de la transmisión de la ignorancia, la educación en antivalores y la revelación de las intimidades más bizarras que el mundo pueda conocer. Al firmar el primer contrato de transmisión por intermedio de otra cadena americana, el programa de Laura Bozzo fue el boleto sin retorno a la más abyecta podredumbre social que pudimos imaginar.
El periodista y escritor Jaime Bayly acusó a Laura Bozzo de dirigir una red internacional de abuso de menores de edad, ya que "expone a vejámenes y a humillaciones a niños y niñas en su programa televisivo". Bayly argumentó que de esa forma Bozzo obtiene dinero gracias al alto rating de sus programas y la consiguiente facturación publicitaria, sin tener en cuenta el severo daño psicológico que causa a los niños más pobres del Perú.
Reportajes periodísticos han demostrado que muchos de sus protagonistas recibían dinero para mentir y actuar en consonancia con un guión predeterminado. Caso emblemático fue el de una niña de siete años que fue presentada como víctima de violación y después como damnificada del terremoto en dos programas diferentes. Comprobado fue que el régimen de Fujimori controlaba el contenido de los programas de Bozzo, todo esta basura por mantener al pueblo peruano en la más cruda ignorancia.
Bozzo es nuestro modelo. Luego siguió todos los demás. Brujos agoreros es poco para lo que está pasando en la televisión panameña. Lo increíble es que todavía hay gente de nuestros medios que se excusan diciendo que no hay ningún problema con el “rating”, que el medio solo les da a la gente lo que ellos piden... ¡Ampáranos Señor Jesús! (VER http://panamapolitica.blogspot.com/).
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