He visto y disfrutado en mis viajes a otras localidades, los bailes folklóricos, al fin y al cabo casi todos en Latinoamérica tienen un origen común. Aparte del folclor de mi patria me gusta otro antojito de mi vecina Colombia que observe en un festival en los Estados Unidos. Es uno en particular: mientras el hombre la corteja, la mujer le coquetea al hombre con un baile cadencioso acompañado de uno que otro pasillito como quien se deja y no se deja agarrar. La región del Tolima Grande es la que más ha cultivado este aire con cierto estilo y muy bellas tonadas musicales similares a las del Bunde. Se llama "la Guabina" y la más popular y difundida de todas las guabinas es indudablemente la "Guabina Chiquinquireña" del maestro Urdaneta: "Ven, ven, niña de mi amor, ven a mi ranchito que te espero con ardor...".
Muchas de las letras se refieren a esa vida licenciosa y que en "la guerra y en el amor todo se vale", todo se vale ya no por conquistar, sino por dejarse conquistar, como esta otra de Carlos Cortés: "Yo me bailo mi guabina con mi morena, con mi morena…". Muchos concluyen en que el nombre de "Guabina" deriva de un pez de los ríos del sur de Colombia. Este pez también es abundante en Puerto Rico, por ello aprendí que para los puertorriqueños el término "guabina" se refiere al hombre que rehúye al matrimonio, él que no quiere saber de compromisos ni lealtades, aplicado a la vida personal y a la política, por supuesto. Decirte "eres una guabina" adquiere tremendo significado cuando lees en el diccionario de la RAE: "Persona que, interesadamente y con frecuencia, cambia de parecer o de filiación política". Ahora bien, para los "guabinosos" el término también tiene otra acepción muy lamentable: "Persona cobarde".
No sé por qué, cuando me rompo la cabeza pensando en esa conducta, en ese carácter o esa cualidad de los folclóricos políticos de nuestro patio, me acuerdo de la guabina. ¿Será por el cortejo y la coquetería del baile? ¿Será por el resbaloso pez? Al dar una mirada a la mal llamada "Alianza por el Cambio" con sus celebraciones a la traición, odas a la falta de lealtad, todo ello en un cortejo mediatizado de tránsfugas de otros partidos, gente perteneciente a esos que él llama "han gobernado los últimos 40 años" y viendo que esos innobles productos son todo lo contrario a su promesa "gobernare con los mejores". ¿Desleales que se venden al mejor postor, no son precisamente los peores? Todos estamso claros que nuestra patria urgentemente necesita un cambio, pero un cambio en los valores, un cambio en la moral política, un cambio en el que tú puedes confiar. La descarada mezcla de nefastos personajes -incluyendo el enamorador embilletado- es tal, que no me extrañaría que el mismísimo ministro Martinelli fusionara las letras de las guabinas y al celebrar cantara: ""Yo me bailo mi guabina con molirena, con molirena… ven, ven, niña de mi amor, ven a mi ranchito que te espero con ardor...". (Ver artículo relacionado en BlogPolítico "CRISIS DE VALORES: POLÍTICOS PREPAGO" http://panamapolitica.blogspot.com/
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