domingo, 5 de diciembre de 2010

FAMILIA ES FAMILIA

Mucho se habla del término “familias disfuncionales”, poco se comprende y analiza que ocurre en el interior de una familia disfuncional. Se cree por error, que la disfuncionalidad consiste en la ausencia de uno de los dos progenitores, pero existen familias con el papá y la mamá, que se comportan como una familia disfuncional.

Aún con ambos padres en el hogar, el comportamiento de familia disfuncional obedece a que alguno de ellos o ambos no juegan el rol que le corresponde. Probable el fenómeno de las mujeres trabajando en condición de igualdad con el hombre ha influido en acelerar el proceso de la familia disfuncional, en detrimento de la familia tradicional y a esta le corresponde a su vez, muchos males sociales que no se pueden seguir ignorando.

Sin pretender ser psicólogo, hablo del tema como una persona común que creció en una familia disfuncional, de allí que les puedo garantizar que son los hijos los que más sufren lo que sucede entre los padres y su posterior divorcio o separación. En mi caso el balance en mi vida y la de mis hermanos lo hizo Dios.

Cada hijo psicológicamente toma esa ruptura abrupta de las relaciones, según el carácter que a la edad que tenga se haya formado. Imaginemos un niño de escasos 3 años, sus reacciones van incluso hasta el punto de orinarse en la cama y tener miedo de todo, en su mente tierna el padre es responsable porque en sus ojitos llorosos lo último que vio fue su padre salir de la casa y más nunca regresar.

Es probable este niño tenga problemas en relacionarse con personas de su mismo sexo, y al tener tal complejo, irá creciendo relacionándose más con mujeres, eso incluye la mamá. Muchos de estos niños, son objeto de abuso. Para muchos, el punto de partida hasta terminar siendo una persona homosexual.

Este artículo no es una defensa de lo gay, ni tampoco afirmo que todos los que crecieron en esa situación son gays, no se equivoque. Estamos planteando que no podemos seguir ignorando los problemas sociales derivados de una familia disfuncional que incluye padres que no cumplen su rol en el hogar.

Si la niña ha recibido su impresión del divorcio de los padres en la preadolescencia, aparte de culpar a los padres por su tragedia, surgen múltiples problemas en las escuela, y peor aún si pasa el resto de su adolescencia, con una madre indefinida porque ha tenido varias parejas después del padre, sin que ninguno tome el rol de padre, sino que, es el “novio de mamá”.

En la confusa mente adolescente de esta niña, sigue pensando en la madre como la esposa de su papá. Al mismo tiempo existe el peligro que esa niña se relacione y sea presa fácil de un hombre mayor fuera de casa. Espantoso.

El espacio no alcanza para detallar los problemas sociales que se derivan de una familia disfuncional. Ni que decir en el caso que uno o ambos padres tienen adicciones o compulsiones, problemas de drogas, alcohol, ludopatía, trabajo excesivo, promiscuidad, violencia domestica, maltrato infantil, etc. Todas estas cosas ejercen una fuerte influencia negativa en los niños y todo eso se refleja a corto plazo en la sociedad panameña.

No hace falta una consultoría “especializada” para darnos cuenta que por ese camino tenemos una sociedad a la deriva. Por esa hoja de ruta, hemos alcanzado una espiral de violencia, falta de valores, delincuencia, crímenes y latrocinio. Una sociedad sin Dios ni ley, la receta perfecta para la autodestrucción.

En este Día de la Madre, aún estamos a tiempo de recapacitar, actuar y de dirigir nuestros esfuerzos como familias, sociedad, gobierno, iglesias y todos los actores sociales, hacia un objetivo en común: fortalecer los valores tradicionales de la unidad básica de la sociedad, la familia.

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