domingo, 4 de octubre de 2009

GUILLERMO ENDARA EL GRANDE

Guillermo Endara nos ha enseñado a todos grandes lecciones. Endara representa coraje, humildad, nobleza, honestidad, valores consecuentes de una vida dedicada al servicio público.

Con coraje se repelía el ataque inmisericorde de la soldadesca. El viernes negro es recordado por muchas familias. Ese día nuestros hermanos fueron a parar con sus huesos a la temible Cárcel Modelo. Cientos de prisioneros de conciencia. En aquellos tiempos, el noriegato tenia a todo un país en vilo, en una atmósfera dantesca, las batallas se escenificaban en las calles.

No fue mejor para nuestro héroe. Las vivas imágenes de un Endara bañado en sangre, Arias Calderón siendo atacado por batalloneros, y un Billy Ford tirando puñetes enfrentado a un enemigo numeroso compuesto por codepadis y copacobrids armados y repartiendo varillazos, hizo lucir al régimen como cobarde e inhumano.

Endara tenía tan buen humor que se vacilaba a sí mismo. “Pan de Dulce” apodo que con burla le fue impuesto durante la campaña, fue convertido por él en un cariñoso apodo, que demostró a los funcionarios que caricaturas, apodos o reventaderas, no tienen porque socavar la grandeza de un hombre humilde.

A pesar de su triunfo arrollador al igual que al Doctor Arnulfo Arias Madrid en un momento, le negaron la Presidencia. Luego vendría la invasión. Guillermo “mírame a la cara, nunca te he mentido” Endara fue de una nobleza y honestidad incomparable. Nadie nunca siquiera puede osar decir que se robo un peso.

Quienes tienen que estar en mayor medida agradecidos con su noble carácter son sus adversarios políticos, el PRD. En un momento en que Endara contaba con todo el poder en lugar de aplastarlos como muchos pedían y querían, los perdono. Él permitió que el PRD se recuperara e hiciera oposición para el buen equilibrio de los poderes. Esto no fue del agrado de algunos que no comprenden el correcto arte de gobernar.

La grandeza de Endara se ve reflejada desde su discurso ante la tumba del Doctor Arias y le llama “El Grande”, disminuyéndose el mismo y dándole paso a quien merecía esas atenciones en su momento, contrasta con aquellos que creen ser el centro del universo y piensan que los puestos son eternos.

La grandeza de Endara se ve reflejada hace poco, cuando en un acto de perdón sin precedentes se reconcilio con Arias Calderón, ambos sabiendo que le quedaba poco tiempo.

“Servir hasta el sacrificio” no era un simple eslogan de campaña, fue una realidad permanente. Eso explica porque en su funeral la gente durante el trayecto lo ovacionaba, y agitaba pañuelos blancos, evocando aquellos tiempos de lucha extrema por la democracia, entendiendo que este héroe representaba todos aquellos valores.

Endara es grande hasta en su muerte. Él reconcilio a la nación entera y al Partido Panameñista. Dios quiera que por un Panamá mejor, nuestros actuales gobernantes aprendan estas lecciones humanas y políticas imperecederas.

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